A menudo, si somos honestos, podemos reconocer dos personas en nosotros mismos, una la que somos, y otra la que aparentamos; o dicho de otra manera, una la que querríamos ser, y otra la que no nos gusta, pero que en realidad también somos.
El miedo es una de las cosas que nos empujan a no mostrarnos tal y como somos y a tratar de aparentar lo que no somos. A veces ni siquiera la cuestión radica en el orgullo, o en querer engañar a los demás, sino que es una cuestión de miedo. Por lo que optamos por engañarnos a nosotros mismos y mostrar solamente una cara de la moneda.
Bromeando suelo decir a mis amigos lo siguiente: «Soy más malo y más bueno de lo que parezco» Y hay una gran verdad en ello, porque el miedo al que dirán, a perder puntos, o a mostrarnos vulnerables y ser heridos, nos pueden llevar a vivir una dualidad poco sana y tormentosa.
La clave está en relajarse, perder el miedo, aceptarse a uno mismo y tratar de cambiar sólo aquellas cosas que creemos que no son buenas o no nos hacen bien; tenemos el poder o los recursos para ello, pero siempre desde la libertad, la coherencia y la verdad.
En otras ocasiones es la perspectiva la que nos hace ver dos imágenes diferentes de nosotros mismos o de los demás. La cuestión es que somos mucho más de lo que se ve y de lo que incluso nosotros mismos llegamos a apreciar. El camino del auto conocimiento es clave para vivir con paz, armonía y coherencia.
Alberto Rodrigo