Archivo por días: 29 de marzo de 2015

¿Ego «bueno» o Ego «malo»?

Ego

Para empezar diré que desde hace algún tiempo evito definir cualquier cosa como buena o mala, positiva o negativa, y en especial los términos malo y negativo. Sin embargo en este artículo o reflexión he querido utilizarlos de manera consciente, por eso los he puesto entre comillas en el título.

Se define al ego como el yo, lo que soy, la psique, alma, conciencia, ser… Pero también en nuestra cultura se le relaciona con un exceso de autoestima. En coaching usamos mucho ese término a veces para definir una parte de nosotros que nos potencia, o que nos limita, y quizás sea aquí donde radique la clave, y es en el buen uso del mismo, en saber discernir aquellas partes de nuestro ego que son positivas, y aquellas que nos limitan, o incluso nos alejan de los demás.

Hay varias palabras que incluyen la raíz «ego», que han perjudicado bastante el sentido del mismo, o al menos han ensombrecido al ego bueno y necesario que todos/as necesitamos para tener una relación sana con nosotros mimos/as. Por ejemplo: egoísta, egocéntrico, egolatría…

Por otro lado, es curioso que muchas de las personas con las que trato necesitan potenciar su ego, ya que tienen una autoestima muy baja. Quizás sea un tema de creencias que nos hace pensar que cuidarnos a nosotros/as mismos/as, prestarnos atención, adelantar nuestras necesidades a las de los demás sea algo egoísta. Probablemente heredado de la cultura judeocristiana y en una mala interpretación de ella, ya que nadie puede amar «sanamente» a los demás si no se ama a sí mismo. Esta propia herencia dice: –ama a tu prójimo como a ti mismo-. Por lo que que si no aprendemos a tener un ego equilibrado y positivo, nos desgastaremos intentando darnos a los demás quizás con una intención inconsciente de obtener una recompensa de ello, y así hacer que nuestra autoestima y ego mejoren. Pero pienso que esto no funciona así, esta no es la fuente que sacia…

Olvidamos por el camino que el ego significa simple y sencillamente «yo», y ese «yo» es único, exclusivo, y especialmente diseñado para cada persona. Por lo que te propongo concluir con esta idea: No existe el ego «malo», existe una falta de conexión con nuestra propia esencia y con el amor en su más alta pureza y la única manera de descubrir nuestra esencia es pasando tiempo conmigo mismo/a, dedicando el tiempo y el espacio necesario para ser «yo». Seguramente en el viaje te encontrarás con algo que está muy relacionado con todo esto que estamos hablando: La autoacepatción. Pero esto lo dejaré para otro artículo…

Y como me gusta ser práctico, te propongo un ejercicio para concluir. Hazlo en tu lugar especial, donde te sientas más «tu».

1. Coge una cartulina y haz un dibujo que te defina o refleje a ti mismo en estos momentos. Hazlo sin juzgarte si dibujas bien o no… déjate fuir, usa colores, haz lo que te salga del alma. Y luego observa el dibujo que has hecho, obsérvate a ti.

2. Haz una lista de tu ego, que cosas te gustan de él y las que no; cuáles crees que te potencian y cuáles te limitan; si ves alguna que te gustaría cambiar, o sencillamente aceptar.

3. «Porque yo lo valgo». Date un capricho, hazte un regalo especial esta semana, quizás sea hacer algo que hace tiempo que estás pensando y  nunca «puedes»… no tiene por que ser material, o si, todo depende de ti.

4. Piensa en alguien que conozcas y consideres atractivo/a (no me estoy refiriendo necesaria o exclusivamente a nivel físico) y pregúntate cómo está su ego, que es lo que hace que te den ganas de pasar tiempo con él o con ella.

5. Y por último haz lo mismo que en el punto anterior, pero esta vez con alguien que consideres tan egocéntrico/a que procuras evitar. Anota aquellas cosas que crees que, en esa persona, hacen que actúe de esa manera. Reflexiona.

¡Seguro que tu mismo/a descubrirás lo maravilloso/a que eres!:

E: especial

G: generoso/a

O:original

Alberto Rodrigo