Todos sabemos lo que es la queja y, seguramente, todos nos quejemos de algo en alguna ocasión. Pero otra cosa es cuando vivimos un estilo de vida en el que ésta es una constante. Es ahí dónde nos encontraremos en un laberinto. La queja puede nacer de diferentes emociones como la rabia, la frustración, el aburrimiento, la ira… Tiene muchas compañeras de camino. También puede darse por diferentes motivos o acontecimientos: cuando las cosas no salen como a uno le gustaría, cuando no se ven cumplidas las expectativas, ante una situación de injusticia o un episodio incómodo de los que a veces nos suceden.
Sea como sea es algo natural que no vamos a decir si es bueno o malo porque no estamos aquí para juzgar. La pregunta que debemos hacernos es si esa queja nos aporta algo positivo, como pueda ser desahogarnos, lograr lo que deseábamos, hacer justicia, reivindicar algo que nos corresponde,… o si por el contrario lo que nos produce es un estado de amargura, de sinsabor, desilusión… cuando la queja nos domina y hasta se llega a instalar en nosotros en nuestro lenguaje habitual…
Además, hoy en La Comunidad by Gay Coaching en colaboración con Cuidando en Femenino entrevistamos a Mayte, madre de un chico gay para hablarnos desde la perspectiva de la familia LGTB.
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