Archivo por días: 9 de noviembre de 2016

…vacío

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Casi no me he dado cuenta pero he llegado hasta aquí, sí justo donde quería, al lugar deseado donde todos mis sueños han ido llegando como un regalo directo de la vida.

Es entonces cuando me paro, me observo, reflexiono, me abrazo y siento el vacío. Ese vacío que se siente cuando tienes todo lo que quieres y más de lo que necesitas, cuando te das cuenta de que hay cosas que no se pueden comprar ni lograr a través del esfuerzo, del no parar, de la constante formación y de una sobre-estimulación emocional y física. Es como si el alma se quedara seca, ha recorrido mucho camino, ha vivido muchas vidas, ha tenido que gestionar quizás demasiados retos, demasiados obstáculos, valles y cumbres. Y me siento vacío.

Vacío, que es más que estar desnudo, porque nunca he tenido problema con la desnudez, sea del tipo que sea; pero el vacío es otra cosa.

El vacío me deja en calma, vulnerable en un silencio que me permite escuchar de verdad. Ya no tengo que ser nadie, cumplir expectativas, demostrar nada, luchar, trabajar, perseguir sueños… simplemente se trata de disfrutar de ese vacío, de acogerlo y darme cuenta de que puedo ser quien quiera ser si me dejo llenar del amor verdadero, ese que no se asusta de nada, que ha ganado al miedo, por eso es amor.

Y me permito el tiempo para sentirme vacío y seguir dando gracias por ese espacio que queda cuando decides soltar, regalar, en definitiva confiar. Se genera en mí la expectación de lo que es ahora y de lo que está por venir. Porque creo en la creatividad y en la fe infinita que mueve las montañas sin dificultad y que es capaz de volver a llenar un corazón como el mío, como el tuyo, un alma y un espíritu de nuevo.

Vacío, me quiero… vacío.

Alberto Rodrigo