Archivo por meses: diciembre 2016

Programa 58: “Maricas malas y otra buena gente”. Entrevista a Jokin Egaña

looking-desventuras-gays-gran-ciudad_plyima20140125_0006_4

Todos conocemos el término de “marica mala”, alguien que se pasa el día criticando a los demás, riéndose del aspecto de los otros, ridiculizando o juzgando. Tengo que decir que desgraciadamente todos tenemos una marica mala dentro, al menos potencialmente, y no me refiero sólo a los gays, por supuesto también hablo de los heteros. Es muy fácil juzgar, catalogar, etiquetar, encajar a las personas, incluso a nosotros mismos.

¡Qué fácil nos resulta juzgar, y qué difícil es intentar ponerse en los zapatos de los otros!… pero no es imposible. Te propongo un reto: observar y tratar de ver más allá de las apariencias, de lo externo, de las máscaras, disfraces o simplemente los “trajes” que todos llevamos. Lo primero es ser conscientes de que en algún momento todos tendemos a juzgar, a hacer una ficha o escaner de la persona que tenemos delante, sea positiva o negativa. Aunque es verdad que creo en la intuición, y de hecho me considero una persona intuitiva, sé que muchas veces puede ser un arma de doble filo que me lleva a perder la oportunidad de conocer a las otras personas más a fondo, descubrir su historia, y saber por qué parecen ser lo que yo creo ver.

La empatía y el amor rompe barreras, supera obstáculos, acerca posturas, concilia, une, restaura, y nos hace “buenas personas” en vez de “maricas malas”. Muchas veces se me ocurre pensar que cuando juzgo a los demás, lo que realmente estoy haciendo es delatar algo de mí mismo que no me gusta, y parece que necesito verlo en los otros para ser consciente de ello. Lo importante es que realmente pueda ver la “intención positiva de ese juicio”, qué es lo que me habla de mí mismo, y trasformar esa crítica en un aprendizaje personal.

Me gusta mucho el símbolo del arco iris por muchas razones, por la combinación de colores, porque si los pones en una ruleta y la haces girar el resultado es el color blanco, la luz; porque es lo que aparece después de una tormenta; porque son siete colores, al igual que las notas musicales capaces de componer infinitas canciones…

20160611_100928

Me gustaría que
la próxima vez que vea a alguien diferente a mí con el que quizás no comparta gustos o sienta afinidad, sea capaz de ver más allá y colocarle dentro de esa amplia gama de colores de la que todos formamos parte. Como dice ese fragmento de El Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos.”

Hoy entrevistamos a Jokin Egaña, director del Grupo EGF, un concepto único que integra Servicios Empresariales y Productos dirigidos al público LGBT.

No te pierdas la entrevista:

 

 

El mapa de mi alma

20161203_130227

No es fácil encontrase con uno mismo, no es fácil observarse de manera objetiva, sin juicio, pero se puede. Y en ese camino estoy intentando trazar el mapa de mi alma, mucho más complejo y a la vez más simple de lo que parece.

Simplificar para profundizar, vaciar para ver lo que queda, lo que realmente existe: “nada”. Ese nada que me define, que me sorprende, que me asusta e incluso espanta a veces. Un nada que compite con el “todo” que trato ser y que intenta llenar el vacío de un alma quebrada, aunque aún entera.

Los golpes han sido duros, frecuentes y repetidos. Las cicatrices demasiado extensas y reabiertas, marcas de un auto maltrato psicológico o falta de saber cuidarme, mimarme, escucharme a mí mismo.

Pero volviendo al mapa de mi alma, veo muchos caminos recorridos, posadas en las que he pasado tiempo, cumbres a las que he llegado, valles por los que he transitado y llanuras en las que he descansado. Veo también algún que otro laberinto en el que me vuelvo a meter de vez en cuando, quizás porque prefiera sentirme protegido entre sus muros, o porque necesite distraerme y hasta desorientarme con la esperanza de olvidar y encontrar una nueva salida que me lleve a cualquier otro lugar diferente, antes de seguir en el escenario presente de mí mismo. No lo sé, ni necesito saberlo. Sencillamente me detengo ante el mapa de mi alma y lo observo transversalmente pretendiendo incidir y decidir mi próxima ruta. Un mapa inacabado que puedo ir diseñando yo mismo según mis pasiones, creencias, obsesiones, valores, experiencia, aprendizajes y misión.

No ha pasado ningún tren el que hubiera querido montarme y no lo haya hecho; y si así fuera, esperaré a otros trenes que seguramente me vuelvan a dar la opción de ir, o mejor dicho, estar donde anhelo. Porque no sé muy bien lo que quiero, cuando me pongo metas y objetivos, éstos me confunden, acotan la infinitud del ser creativo que soy, creado para ser un alma libre, luz de luna, y hasta me atrevería a decir un espíritu al que le sobra continente y le falta espacio para vivir despacio. Por eso prefiero flotar, fluir, dejarme llevar por la corriente elegida y desconocida, sabiendo que la intuición me juega muchas menos malas pasadas que la razón, me la juego, porque la vida es un juego.

Alberto Rodrigo

Programa 57: “Vivir con pasión”. Entrevista a Diego Manuel Béjar.

20161201_172956

¿Te gusta lo que haces? ¿Te gusta tu vida? Solamente cuando damos con aquello que nos apasiona y empezamos a vivirlo es cuando alcanzamos todo muestro potencial, empezamos a ser nosotros mismos y a disfrutar con lo que hacemos.

Para ello te propongo una pequeña evaluación, unas preguntas que si logras contestar honestamente, te ayudarán a saber cuán cerca estás de vivir con pasión: ¿Qué te gusta hacer? ¿En qué actividad se te pueden pasar las horas sin enterarte? ¿Con que cosas vibra tu alma? ¿En qué eres realmente bueno, aquello que se te da bien de manera natural? ¿Cuáles son tus valores fundamentales, o en otras palabras, qué es lo que más te importa en la vida?

Contestar a estas preguntas quizás no resulte fácil, es importante hacerlo con tiempo, con calma, con dedicación, atención plena y sobre todo con sinceridad. A veces es complicado apartar todo el ruido que nos rodea, la actividad en la que estamos inmersos, la inercia y pararnos para conocernos mejor a nosotros mismos.

«La pasión llega cuando nos dedicamos a lo que realmente amamos y consideramos más importante, y es algo que todos merecemos».

Descubrir cuál es nuestra pasión puede ser una cuestión de hacer clic en un momento determinado, como un despertar de consciencia. Pero también puede ser un camino, un proceso. Sea como sea, vive este proceso apasionadamente, implementa la pasión ahora en la situación en la que te encuentras, porque la pasión atrae más pasión. Es algo que como el entusiasmo, se contagia, inspira a otros, a uno mismo, llevándonos a terrenos que quizás nunca exploraríamos si no estuviéramos apasionados. También requiere de un trabajo, un entrenamiento y hasta un mantenimiento. Para que el fuego esté encendido es importante no sólo disfrutar de las llamas y el calor que aporta la hoguera, también es necesario avivar ese fuego, añadir leña, mover los troncos…

«Vivir con pasión es vivir cada omento de la vida disfrutando con la mayor intensidad con la que vivirías el último día de tu vida».

Así que lo mejor que puedes hacer es creerte, creer en ti, romper todas las barreras personales que en ocasiones nos boicotean a nosotros mismos con creencias limitadoras y diálogos internos que intentan apagar nuestra pasión. Por último es importante con que personas te rodeas y compartes tus sueños, tu pasión. Existes verdaderos bomberos de pasiones. En el programa de hoy Diego Manuel Béjar, inquieto emprendedor, escritor, organizador de eventos, activista y creador del conocidísimo portal universogay.com nos cuenta su pasión.

La peor versión de mí mismo

scan0239Aquí estoy en la tarea de descubrir o, mejor dicho, identificar la “peor” versión de mí mismo. Porque si hay algo que quiero ser es real, encontrar mi verdad, esa que define lo que soy a través de mis acciones, de mis incoherencias, de mis omisiones, pero también a pesar de ellas y por encima de ellas.

Recuerdo que el primer taller que impartí cuando empecé en el mundo del coaching y del crecimiento personal fue “Cómo obtener la mejor versión de mí mismo”. En él proponía que todos tenemos una mejor versión a la que podemos acceder y “actualizarnos” para llegar a ser la persona deseada que alcanza sus objetivos, vive de acuerdo con sus valores y desarrolla su misión personal de vida en este mundo. Y no voy a ser yo mismo quien me contradiga, ¿o sí? porque la realidad es que he llegado a saturarme, estresarme y hasta perderme en este viaje de ser “mejor” persona.

Siempre me gusta decir que soy más “malo” y más “bueno” de lo que parezco, y esto se lo digo a personas que me conocen bastante bien, o que por lo menos han pasado el suficiente tiempo conmigo para poder describirme.

Y me gusta escribir en primera persona, no desde el ego, que también (esto lo he descubierto en mi viaje hacia mi “peor” versión), sino desde la vulnerabilidad, la empatía y la esperanza de que tú que estás leyendo esto puedas sacar algo de provecho para ti.

¿Por qué tenemos que obsesionarnos con ser solamente nuestra mejor versión? ¿Qué pasa con todo lo demás que también forma parte de nuestro ser y nuestra esencia?

No podemos dar aquello que no tenemos y tampoco sería ético ni saludable crear expectativas y presión en los demás para que evolucionen hacia lo mejor omitiendo la cara “b” de la moneda, porque, ¿qué es lo mejor?

Aquí es donde me paro, me observo, aprendo de mi dualidad, esa que hace que un día me sienta fenomenal y al día siguiente miserable; pero sí, ese soy yo, el pack completo, y no quiero dejar de serlo, prefiero abrazarlo versus aceptarlo, integrarlo versus resistirlo, reconciliarlo en vez de recriminarlo…

En este viaje en el que estoy reconozco mis valles, mis cumbres, mi integridad, mi incoherencia, mi fortaleza, mi vulnerabilidad, mi bondad, mi egoísmo, mis dudas, mi fe, mi perseverancia, mi inconstancia, mi atrevimiento, mi timidez, etc. Todas esas cosas me componen como persona y no quiero esconderlas, reprimirlas ni mucho menos aparentar lo que no soy.

En esta peor versión de mi mismo es desde dónde y cuándo conecto con mi misión, mi visión, mi identidad, mis valores y mi verdad; una verdad que me libera y que a veces me hace daño, me produce dolor. Una verdad que no es estática o inamovible, precisamente por ser verdad.

Y es entonces, cuando me rindo (no de rendirse, sino de vencer mi propia resistencia, de respetarme a mí mismo, de producir), cuando me veo y quiero tal y como soy.

Dicen que la victoria más bonita es vencerse a uno mismo y en ello estoy… cuando lo logre quizás me dé cuenta de que lo que creía ser mi peor versión es parte de mi mejor versión.

Alberto Rodrigo

Programa 56: “Vivir aquí y ahora”. Entrevista a Chema Muela

20161201_162027

Con frecuencia vivimos re-editando las experiencias del pasado ya sea a través de la nostalgia, o del -podría haber hecho esto o lo otro-, o incluso con pensamientos como: ¿Por qué me ha pasado aquello? Y en otras ocasiones vivimos preocupados por el futuro. En ambas situaciones nos perdemos el presente: el aquí y el ahora.

Hay dos dichos populares que se han convertido en creencias:

– “Cualquier tiempo pasado fue mejor”

– “Lo mejor está aún por venir”

Con ambos nos aferramos al pasado o al futuro y nos dejamos espacio para vivir el presente, curiosamente uno de sus significados es: regalo. Si creemos que lo mejor ya pasó o que está por venir, nos cegaremos a todo lo bueno que está sucediendo aquí y ahora.

Hay una historia que lo explica muy bien:

Un hombre se le acercó a un sabio anciano y le dijo:

Me han dicho que tú eres sabio… Por favor, dime ¿qué cosas puede hacer un sabio que no está al alcance de las demás de las personas?

El anciano le contestó: cuando como, simplemente como; duermo cuando estoy durmiendo, y cuando hablo contigo, sólo hablo contigo.

Pero eso también lo puedo hacer yo y no por eso soy sabio, le contestó el hombre, sorprendido.

Yo no lo creo así, le replicó el anciano. Pues cuando duermes recuerdas los problemas que tuviste durante el día o imaginas los que podrás tener al levantarte. Cuando comes estás planeando lo que vas a hacer más tarde. Y mientras hablas conmigo piensas en qué vas a preguntarme o cómo vas a responderme, antes de que yo termine de hablar.

El secreto es estar consciente de lo que hacemos en el momento presente y así disfrutar cada minuto del milagro de la vida.

Te propongo algunas ideas prácticas que nos ayudarán a vivir el presente:

  1. Siente, experimenta más y piensa menos. Evitar el ruido mental y tomar consciencia de nuestro cuerpo, la respiración, los latidos del corazón, que son nuestros dos tempos biológicos.
  2. No te identifiques con tus pensamientos. Tú no eres el pensamiento. Puedes observarlo y dejarlo pasar como una nube.
  3. Además de planificar, vive lo que es. Disfruta del proceso, del camino.
  4. Dedica tiempo a no hacer nada.

Nos acompaña Chema Muela de buhozen, un experto en Mindfulness. No te pierdas el podcast con una sesión práctica de meditación.

“Sólo vivimos verdaderamente cuando estamos PRESENTES en el ahora”. (Eckhart Tolle)

Programa 55: “Se nos rompió el amor”. Entrevista a Mario Miguelañez

20161110_182105

Tal y como cantaba Roció Jurado, se nos rompió el amor de tanto usarlo ¿Pero el amor es algo que se puede romper? ¿Cuáles son las razones que nos llevan a dejar de amar a alguien? ¿Se puede perder el deseo y seguir amando? ¿Qué podemos hacer frente a una ruptura?

Se ha hablado mucho del amor y también del desamor, de hecho ambos han sido y siguen siendo la inspiración para muchos escritores, poetas, artistas, compositores… sus canciones, escritos y obras quizás sirvan de terapia para gestionar ese momento de locura que tiene cuando estamos enamorados o esa tragedia que implica el desamor. También se puede hacer una lectura a la inversa y que sea necesario llegar a esos momentos de amor y desamor para poder crear algo realmente relevante.

Volviendo a la pregunta de si se puede romper el amor, me gustaría pensar que el amor en sí como valor y concepto es imposible de romper, lo que se rompen son las expectativas creadas, las relaciones, o si nos ponemos más románticos: el corazón.

Pero esto se puede recomponer, sin duda, lo importante es no quedarse en el pasado, permitir que este proceso tome su tiempo y espacio para que ocurra. De hecho siempre se ha dicho que el tiempo y la distancia lo cura todo. ¿Todo, todo? No lo creo, es cierto que ayuda, pero para que haya una resolución efectiva es necesario además ejercer el perdón, la aceptación y creer en que todo tiene un para qué y que no es el final. Para ello es necesario no quedarse estancado en un desamor, reeditando constantemente el dolor. Una vez pasado el duelo, la vida y el amor continúan.

He aquí algunas claves para ello:

  1. Aceptar.
  2. Soltar, perdonar.
  3. Permitirnos un tiempo de duelo.
  4. Facilitar un espacio físico y emocional con la otra persona.
  5. Rodearse de aquellas personas que nos quieren.
  6. Abrirse de nuevo al amor.
  7. Agradecer el aprendizaje que nos ofrece esta ruptura.
  8. Creer en el AMOR, disociándolo de la experiencia negativa.

Hablaremos de todo esto con el escritor Mario Miguelañez con su libro: “Tu chaqueta ya no me abriga”

Pero no todos los conflictos de pareja tienen por qué acabar en ruptura. En el Podcast de hoy ofrecemos algunas ideas para recuperar la pasión, el deseo y poder encender la chispa que enciende el amor para que la relación no se deteriore. Pautas que servirán siempre y cuando exista esa intención de reconstrucción por ambas.

Me gustaría sugerir que quizás sea precisamente el amor el pegamento que podemos usar para reparar algo que se haya roto o esté agrietado.

Escucha el programa aquí: