
Fotografía: joancrisol.com
…y llega como cada año el día de mi cumpleaños, y siempre me pregunto por qué lo llamamos así: «cumpleaños» como si fuera un logro, un esfuerzo, una orden, una función.
Me gusta más el término inglés de «happy birthday«: feliz día de nacimiento, porque cuando algo nace, cuando alguien nace, es siempre un milagro: el milagro de la vida. Algo a lo que estamos tan acostumbrados, y quizás sea por eso que terminamos pensando que es algo corriente, cotidiano; y es que en realidad lo es, lo son, otra cosa es que nos demos cuenta de ello.
¡Bendito el día en que nací y en el que tú naciste! Porque no somos casualidad ni un evento fortuito, somos fruto del amor de Dios que muestra su gracia y su gloria a través de cada una de sus creaciones.
Y es por eso que en vez de cumplir, lo que yo hago es celebrar, dar gracias cada día, cada instante de VIDA, no sólo hoy. Celebro mis luces y mis sombras, te celebro a ti y a todos vosotros y vosotras con los que compartimos tantas experiencias…
Y siento como el niño que sigo siendo es, está; y el adolescente rebelde e inquieto sigue siendo, estando aquí en mí. Y cómo no, sobre todo siento como ese joven de alma, de espíritu, de cuerpo incombustible, inconsumible, insaciable, constantemente inconstante, despierto, con el pecho abierto y la intención de descubrir todo en TODO está y es el que decide seguir disfrutando del milagro de la vida.
Así que yo hoy: ¡celebro!
Alberto Rodrigo