Intento integrar mi desintegración pero no puedo,
hay que ser muy íntegro para eso…
quizás sea cuestión de aprender a vivir así en ningún sitio,
sin pertenecer a nada sin ser lo que fui,
sin pretender ser lo que no soy, lo que era o lo que quise ser.
Es imposible,
es difícil vivir después de la coma sin comerse los recuerdos, las palabras.
Hubiera sido mejor un punto y coma pero no tuve la fuerza suficiente para ello,
sí el valor, pero no la fuerza, ni la maldad para pisar a otros para pasar de los demás.
Además, no quise.

Me desintegro cuando intento integrarte y no te encuentro,
porque no estás en ningún sitio nunca lo estuviste…
quiero decir en un sitio concreto estabas en todas partes
¿pero cómo?
Quizás desintegrado, como yo ahora, esparcido.
Sea como sea me gustaría fusionarme contigo y vivir ambos desintegrados, libres, rotos.
Porque este mundo no me encaja,
nunca me ha encajado ni el otro, ni los otros,
puede que sea yo el que no encaje en ningún sitio.
Me da igual,
no me gustan las cajas ni los envases,
no me gustan las etiquetas ni los precintos,
no me gustan las marcas ni las banderas,
no me gustan los formatos ni los estereotipos.
Prefiero vivir libre en el paraíso de lo desintegrado.
© Alberto Rodrigo. 17 diciembre 2022